El discurso del odio en el deporte

El discurso del odio en el deporte

@user handle perdedor.

@user handle vago y sobrevalorado.

@user handle es un golpeador de esposas.

@ user handle por qué no hablas de tus rumores de violación.

@ user handle es realmente malo, ¡no tengo idea de por qué tiene fans!

“¿Dónde has estado estos últimos días? ¿Por qué no puedo verte? Ojalá pasaras por esa esquina”.

¿Son los mensajes de un enemigo cruel? No, son los mensajes de seguidores y “admiradores” de deportistas de élite, publicados en las redes sociales, particularmente en Twitter.

En este post contextualizamos un fenómeno en alza: el discurso del odio en internet que afecta a deportistas de élite y desafía los límites entre la libertad de expresión y los mensajes punibles.

Por Sandro Angulo Rincón

En abril de 1993, la serbia Mónica Seles y la alemana Steffi Graf se batían en duelo por la supremacía del tenis femenino. Graf había ganado ocho de los nueve torneos de Grand Slam jugados entre 1988 y principios de 1990, antes de que Seles irrumpiera en la gira femenina y ganara ocho de los siguientes doce. Los títulos de ambas y su rivalidad las catapultaron al estrellato… y al peligro.

Así fue. En un evento en Hamburgo, Günter Parche, un fanático obsesionado con Graf, corrió a la cancha donde Seles jugaba contra Magdalena Maleeva de Bulgaria. Apuñaló a Seles entre los omoplatos antes de ser sujetado. El costo físico y emocional de la tenista agredida provocó su alejamiento del tenis competitivo durante más de dos años. Seles, que parecía predestinada a conquistar docenas de títulos importantes, ganaría solo uno más en su carrera. Graf, 22.

Este episodio fue recordado por el periodista Charlie Eccleshare de The Athletic. La crónica periodística The epicenter of stalking in sports? Why tennis stands apart, reseña el acoso de que fue víctima la tenista serbia hace ya 32 años en una época en que apenas despuntaba el internet, pero hoy puede leerse como una advertencia ante los peligros a los que están expuestos los atletas por la combinación de fans desequilibrados y el uso indebido de las redes sociales. El crecimiento de estas plataformas online y la expectativa de que los deportistas de élite sean accesibles para sus seguidores -por insinuación e imposición de marcas, clubes y el marketing- al parecer solo han intensificado esta relación parasocial entre estos actores del deporte posmoderno.

Los académicos han denominado a estos comportamientos como el discurso del odio en internet, un fenómeno estudiado interdisciplinarmente que se tensiona entre dos conceptos jurídicos: el de la libertad de expresión y el del mensaje punible. La evidencia, no obstante, sugiere que esta conducta puede llegar a causar daños físicos y psicoemocionales en los atletas, hasta el punto de influir negativamente en el rendimiento deportivo y causar enfermedades mentales.

Autores Jenny Meggs y Wasim Ahmed en Applying cognitive analytic theory to understand the abuse of athletes on Twitter lo definen como el discurso que incita o promueve el odio, la violencia y la discriminación contra un individuo o grupo en función de su raza, etnia, religión, género, orientación sexual, discapacidad, entre otras etiquetas sociales. Su capacidad para hacer daño se amplifica con la utilización de internet y las redes sociales mediante estrategias repetidas, sistemáticas e incontrolables por el destinatario.

Según Nancy e Willard en Cybersafe kids, cyber-savvy kids: Helping young people learn to use the internet safely and responsibly, existen siete tipos distintos de discursos del odio en línea: flaming (envío de mensajes amenazantes o groseros), acoso (envío reiterado de mensajes ofensivos), denigración (publicación de rumores o desinformación), acecho cibernético (acoso ampliado para incluir amenazas dañinas), suplantación de identidad (fingir ser alguien para avergonzarlo o deshonrarlo), engaño (revelar información sensible a otros) y exclusión (excluir intencionalmente a alguien de una comunidad o grupo en línea). Además, en cada categoría, los actos de odio se conciben como actos que cumplen el doble propósito de denigrar y fomentan un ambiente de hostilidad hacia un colectivo.

La raza y el género son los estereotipos que con más frecuencia sirven de excusa para insultar a los deportistas cuando cometen errores durante el juego, son exitosos o tienen comportamientos reprobados por la sociedad. El primer caso ocurrió con los futbolistas Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Saka de la selección de Inglaterra, quienes erraron tres penaltis frente a la selección de Italia en la final de la UEFA EURO 2020 en el estadio londinense de Wembley. Algunos usuarios los culparon de la derrota contra los italianos (3X2) y les prodigaron insultos por su raza negra en las redes sociales, actos que fueron censurados por las principales instituciones rectoras del balompié mundial. Por este hecho, se produjeron 11 arrestos por la comisión de varios delitos, como los de publicar comunicaciones maliciosas y la violación del artículo 127 de la Ley de Comunicaciones de 2003 del Reino Unido.

En el segundo caso, la investigación A Space of One’s Own? The Tensions of Being Visible on Instagram for Turkish Female Athletes de İrem Kavasoğlu y sus colegas, analiza como las atletas turcas, un país laico, aunque con mayoría musulmana, tienen que enfrentarse con frecuencia a las normas religiosas patriarcales, allende exponerse a formas de ciberviolencia propias del mundo occidental como el racismo, sexismo, homofobia, misoginia, acoso sexual, amenazas físicas y proposiciones sexuales.

Mujeres de esa nacionalidad que publicaron fotos de sus cuerpos atléticos en Instagram sufrieron de un acoso sexual cibernético persistente por fans masculinos desde cuentas falsas, así como de seguimiento continuo que inició en las redes sociales y se extendió al mundo real, produciéndoles trauma psicológico, paranoia y miedo. Mavi, una de las entrevistadas por las investigadoras, dijo que recibió un mensaje por Instagram que la aterrorizó hace dos o tres años: alguien tomó una foto de su casa y se la envió por mensaje directo, preguntándole: “¿Dónde has estado estos últimos días? ¿Por qué no puedo verte? Ojalá pasaras por esa esquina”.

Dolunay, otra de las entrevistadas, dijo que había cambiado su ruta para ir de los entrenamientos a casa y prefería una ruta más larga, pero aparentemente más segura, mientras que sus colegas, Beren y Su, consideraron que estas amenazas se reflejaban ocasionalmente en su rendimiento deportivo: “Mientras entrenaba, miraba las gradas para ver si había llegado; estaba paranoica. A veces esto afectaba mi rendimiento en los entrenamientos, porque siempre tenía ese miedo en la mente” (Beren). “Después de las 8 p. m., un amigo o mi padre me llevaban a casa. Si no podían, no volvía a casa después de esa hora. También le decía a mi madre que me mirara desde el balcón; le decía cuándo había entrado a la calle. Esto fue traumático para mí” (Mavi).

Como lo informó el periodista Charlie Eccleshare de The Athletic, los atletas de todos los deportes tratan con personas obsesionadas, pero el tenis femenino ha sido y sigue siendo el epicentro del problema debido a que este deporte tiene características particulares que hacen que sus jugadoras sean objetivos de acoso, independientemente de la época: “precocidad, atractivo y visibilidad”, señaló una fuente consultada por el reportero.

El tenis -agrega Eccleshare- siempre ha inspirado un nivel de devoción a sus estrellas, y ninguna otra disciplina posee tantos íconos femeninos. Ya sea en el lado ATP (masculino) o WTA (femenino), muchos fanáticos se definen a sí mismos por estar a favor de un jugador y en contra de su rival, como el trastornado Günter Parche quien adoraba a Graf y detestaba a Seles.

¿Cuál es el perfil de los acosadores?

La teoría psicosocial que se ha aplicado en contextos de salud y educación para estudiar el fenómeno de la ciberviolencia y el discurso del odio en internet es la socioecológica, la cual enfatiza la noción de que el comportamiento sucede dentro de un contexto social multifacético. Y hay varios argumentos que explican las conductas incívicas -por decir lo menos- y punibles de los aficionados obsesionados con los atletas, su desempeño y vida personal.

  1. Los perpetradores se sienten cómodos expresando sus malquerencias, ya que les puede generar apoyo y admiración entre sus pares, inclusive si les ocasiona la condena de otros. Los investigadores llaman a esta perspectiva teórica la influencia del ethos comunitario en el fomento de entornos en línea.
  2. Los investigadores argumentan que el anonimato es clave para estimular un ambiente en el que los usuarios se sienten empoderados para manifestar su hostilidad online, situación que en un ambiente offline es completamente prohibido.
  3. Desde la teoría socioecológica se puede entender que los fans están motivados por una ansiedad intensa o emociones negativas que surgen de su fuerte identificación e interés en el rendimiento de los equipos que apoyan, y esta intensidad frecuentemente es sinónimo de lo que experimentan en las relaciones íntimas.
  4. Los acosadores habitualmente perciben a los deportistas de alto rendimiento como poseedores de mayor poder o estatus social y económico, por lo que justifican que sean objetivos potenciales de comentarios abusivos. En otras palabras, los fanáticos se sienten con el derecho y el aval moral de desplazar sus emociones violentas a los atletas por considerar que éstos tienen un estatus socioeconómico más alto que la mayoría de las personas. Además, la percepción de cualidades sobrehumanas podría incrementar la deshumanización a los deportistas de élite.
  5. Existe una fuerte correlación entre la búsqueda de sensaciones y la utilización de las redes sociales en línea, por lo que los fanáticos podrían usar estas plataformas para satisfacer necesidades socioemocionales y liberar catárticamente sensaciones negativas como la tensión, la frustración y la ira.
  6. Los aficionados al deporte, culpables del abuso online, suelen expresar su odio impulsados por el efecto “oveja negra”, una inclinación psicológica con la que juzgan con mayor rudeza a sus ídolos desviados legal, ética y moralmente. Por ejemplo, cuando los jugadores son pillados evadiendo impuestos, conduciendo embriagados o siendo vinculados a distintas formas de violencia hacia terceros.

La teoría socioecológica también sugiere que los comentarios, como los tuits negativos de los fanáticos sobre los fracasos deportivos, son realmente críticas con gran potencial para socavar la autoestima de los deportistas. Así lo revela a los premios Laureus el futbolista inglés Jude William Bellingham, centrocampista del Real Madrid, al referir el impacto de las redes sociales en su vida: “Todo el mundo tiene derecho a opinar sobre el deporte, pero debería haber límites a las cosas horribles que se pueden decir”. Y confiesa que, con el tiempo, ha dejado de verlas para cuidar su salud mental”.

Qué hacer

No es un error per se que los atletas tengan redes sociales. Sin embargo, usarlas continuamente, publicando post sobre los horarios de entrenamientos, y reseñando salidas a otros lugares con menos personas alrededor de las que se encontraría en un estadio, los vuelven blancos más fáciles de la ciberviolencia. Inclusive, en canchas y en plena competencia, hay acosadores que, ubicándose en asientos a pocos metros de distancia de los deportistas de élite, se las ingenian para proferir insultos y verbalizar distintos tipos de insinuaciones.

¿Qué hacer, entonces? No siempre cerrar las cuentas de las redes sociales es la mejor opción, aunque en casos extremos sigue siendo recomendable. De todos modos, habrá usuarios respetuosos que manifestarán su admiración y criticarán con moderación. Así mismo, es cierto que los fans demandan una relación auténtica con los atletas y estos últimos se regocijan cuando una comunidad reconoce sus logros y se solidariza con sus derrotas.

Una alternativa que deben sopesar los clubes, entrenadores es contar con protocolos de asistencia en momentos de vulnerabilidad, y capacitaciones en la utilización de las redes sociales, no sólo para saber compartir o etiquetar información en el lenguaje de cada plataforma, sino en desarrollar una mayor comprensión de las conductas hostiles de los aficionados zafios y aprender a darles el valor que realmente tienen. Por ejemplo, Celebridades han develado que, a pesar de recibir cientos de mensajes halagadores, la sola presencia de uno intimidante o grosero es suficiente para pasar un mal rato.

De igual modo, es necesario crear estrategias para protegerse de los ataques negativos, y comprender los factores que desencadenan las respuestas violentas de los aficionados, en particular de aquellos factores en los que los atletas y los equipos de comunicación deportiva pueden controlar y gestionar.

Finalmente, formarlos en la planificación segura de sus desplazamientos y en la pertinencia de publicar algunas actividades de la vida cotidiana, contribuye al reducir el riesgo de troleo abusivo en el ecosistema digital.

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Referencias

Eccleshare, C. (2025, August 14). The epicenter of stalking in sports? Why tennis stands apart (¿El epicentro del acoso en el deporte? Por qué el tenis se diferencia). The Athletic. https://www.nytimes.com/athletic/6456273/2025/08/14/tennis-stalking-cases-players-history/

Kavasoğlu, İ., Eratlı Şirin, Y., & Uğurlu, A. (2024). A Space of One’s Own? The Tensions of Being Visible on Instagram for Turkish Female Athletes (¿Un espacio propio? Las tensiones de ser visibles en Instagram para las deportistas turcas). Communication and Sport, 12(2), 347–369. https://doi.org/10.1177/21674795231154913

Kearns, C., Sinclair, G., Black, J., Doidge, M., Fletcher, T., Kilvington, D., Liston, K., Lynn, T., & Rosati, P. (2023). A Scoping Review of Research on Online Hate and Sport (Una revisión exploratoria de la investigación sobre el odio en línea y el deporte). Communication and Sport, 11(2), 402–430. https://doi.org/10.1177/21674795221132728

López, S. (10 de octubre de 2025). “He intentado mantener esa imagen de ‘atleta macho’, pero necesito a gente”. As Deportes. https://as.com/futbol/primera/he-intentado-mantener-esa-imagen-de-atleta-macho-pero-necesito-a-gente-f202510-n/

Meggs, J., & Ahmed, W. (2024). Applying cognitive analytic theory to understand the abuse of athletes on Twitter (Aplicación de la teoría analítico-cognitiva para comprender el abuso hacia deportistas en Twitter). Managing Sport and Leisure, 29(1), 161–170. https://doi.org/10.1080/23750472.2021.2004210

 

Agon y Areté
Soy Sandro Angulo Rincón, colombiano, periodista y profesor universitario. Investigo, practico en forma amateur y consumo deportes. Aspiro a producir piezas periodísticas de calidad y obtener la retroalimentación de los lectores para que Agon & Areté crezca entre distintos públicos de habla española, inglesa, portuguesa y árabe.

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