Por: Sandro Angulo Rincón
Un imaginario, creencia o, quizás, prejuicio que tienen los académicos y personas ajenas a la actividad deportiva es que el periodismo deportivo es de las especialidades que menos valor tiene, junto con el periodismo de farándula. Para el lector de este artículo, se lo digo de otra forma: entre los círculos universitarios e intelectuales se afirma que el periodismo deportivo se caracteriza por la frivolidad, la parcialidad, la falta de investigación y el mal uso de lenguaje por sus reporteros, fallas imperdonables para una información de calidad.
Esta mala imagen ya había sido diagnosticada por el sociólogo británico David Rowe, profesor de la Universidad del Oeste de Sidney (Australia), en varias de sus investigaciones, quien agrega que ese desprestigio es popular entre sus colegas periodistas que reportan desde secciones como la economía, la cultura, la política, áreas del conocimiento donde supuestamente se cumple con más rigor los preceptos del periodismo y de su ética.
Por eso, Irene Pallardó alerta de que el periodismo deportivo tiene el riesgo de desterrar la misión informativa cuando se centra sólo en el entretenimiento, apelando a recursos “extraperiodísticos” con el fin de fidelizar a la audiencia, aunque construya relatos emocionales, especulativos y, por tanto, inveraces. Un ejemplo de la carencia de rigor se describe en la tesis doctoral de Alejandro Martínez, quien analizó los fichajes de jugadores de fútbol en el mercado invernal en la temporada 2019/2020 que se anunciaba en un periódico español, inglés e italiano. Los resultados arrojaron que, de los traspasos que se divulgaban, el diario Marca acertó en un 38%, mientras que la Gazzetta dello Sport de Italia yThe Guardian de Inglaterra lo hicieron en un 26% (ver gráfico interactivo).
A estos defectos se suman la escasez de investigaciones sobre los intereses ocultos alrededor del deporte (corrupción, amaños de resultados mediante apuestas ilegales, dopaje, etc.) y las narraciones que incitan a la violencia en los estadios y fuera de ellos. También es habitual la crítica a los medios de comunicación que concentran la información sobre el fútbol, en detrimento de las disciplinas minoritarias que no cuentan con el suficiente tiempo y espacio en los medios: esgrima, patinaje de velocidad, en otras, como los que practican sus hijos/as, padres, amigos/as, hermanos/as. Y otras equivocaciones que usted puede consignar en la caja de comentarios de esta nota.
Sin embargo, el profesor José Luis Rojas Torrijos de la Universidad de Sevilla, aun cuando es consciente de las disfunciones del periodismo deportivo, ha listado las virtudes de esta especialidad periodística. En concreto, destaca la presentación original de propuestas narrativas y de imagen, así como la producción de neologismos que terminan incorporándose a los diccionarios de la Real Academia Española de la Lengua. Hay que advertir, además, que quienes aspiran a ser periodistas deportivos ya buscan formarse en la especialidad mediante cursos y planes de estudio formales
Periodismo deportivo, audiencias y mercado bursátil
El periodismo deportivo se ha convertido en un aliado valioso para la televisión e internet, pues su lenguaje escueto, apasionado y popular tiene la capacidad de atraer a multitudes. En Estados Unidos, de las 100 transmisiones más vistas por televisión, 95 correspondieron a deportes en el año 2022, y de éstas, 82 fueron de football americano de la NFL (National Football League), según Austin Karp del Sport Business Journal. En España, como lo informa Pablo Montaño del diario AS, el clásico del fútbol entre el Real Madrid y el Barcelona, temporada 2020-2021, cautivó una audiencia de 650 millones de teleespectadores en 185 países del mundo, en tanto que la final del Mundial de Fútbol en Catar entre Argentina y Francia fue vista por 1.500 millones de espectadores, de acuerdo con el reporte de José Félix Díaz de Marca.
Así, la especialidad funge como una promotora del capital, pues a través de productos estandarizados (las noticias deportivas, como diríamos cotidianamente), masivos y segmentados a audiencias, cuyos consumos y estilos de vida se conocen con exhaustividad, generan riqueza para las grandes corporaciones de medios, para anunciantes, organizadores de eventos y atletas de élite. Otra acción subrepticia del periodismo deportivo ha sido la de sobredimensionar las habilidades de los deportistas -también de criticarlos cruelmente cuando no rinden al máximo nivel- para elevar su precio en el mercado de fichajes, como si se tratara de acciones que se cotizan en la bolsa de valores.
He aquí una rápida descripción y reflexión sobre esta especialidad periodística. En la próxima entrega de Agon&Areté daré algunas pautas que, a juicio de los expertos, se necesitan para el montaje de un emprendimiento en periodismo deportivo.