Por Sandro Angulo Rincón
– Periodista: Danny, felicidades. Había tantas preguntas antes de esta pelea, subiendo de peso, el largo descanso, la
derrota antes del descanso, y ya has tenido detractores antes. Pero, ¿alguna vez dudaste de ti mismo?
. Boxeador: He estado un poco oscuro. Atravesé algo de ansiedad y depresión. Y solo intenté hacer mi mejor esfuerzo para mantenerme
fuerte. Eso es todo (llora).
– Periodista: Sabes, el público rara vez ve esto en los atletas. Solo lo oyen. ¿Puedes describir cómo es eso mientras lo
estás pasando y cómo intentas superarlo?
– Boxeador: No solo la presión, la presión de la vida, la presión del boxeo, ser un buen padre. Estoy soltándolo todo ahora
mismo. Lo estoy soltando porque me pesó durante un año y medio. Y sé que la única forma de mejorar es pelear y ganar. Soy
un luchador. Esto es lo que hago. Y amo hacerlo. Y noté que, si apuestas contra la ansiedad y la depresión, puedes
superarlas.
– Periodista: ¿Y es un proceso continuo?
– Boxeador: Todavía lucho algunos días. Sí, tengo algunos días oscuros. Pero intento hacer mi mejor esfuerzo para mantenerme
positivo. Pero ahora me siento bien. Como puedes ver, depende de un gran espectáculo como el de esta noche.
– Periodista: Entonces, ¿el objetivo es volver a ser campeón, o el objetivo es simplemente eso, estar bien? (…).
– Boxeador: La gente me pregunta todos los días: “haces buen dinero en el boxeo, ¿por qué sigues peleando?” Siento que
soy un luchador. Esto es lo que hago. Me gusta pelear (…).
Este es el resumen de la entrevista que Danny García, boxeador estadounidense de origen puertorriqueño, le dio a Jim Gray, periodista norteamericano, después de derrotar por decisión mayoritaria a José Benavídez Jr., el 30 de julio de 2022 en el Barclays Center de Brooklyn, Nueva York (ver video).
García, de 35 años, excampeón superligero (140 libras) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y wélter (147 libras) del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), no estaba hablando del combate, del asalto decisivo o del golpe fulminante, sino de su depresión. La describió en forma abierta, ante el público presente y el que lo observaba a través del canal ESPN, a pesar del estigma que pesa sobre los deportistas de élite -y más los boxeadores- que tienen que mostrarse fuertes y decididos.
Esta imagen es el resultado de una doble paradoja: por un lado, el atleta debe demostrar vitalidad, fortaleza, lucidez y estado de ánimo positivo (es la representación social habitual de su figura), pero nunca debilidad. Por otra, él realiza actividad física que es parte del tratamiento que los médicos sugieren a las personas que padecen de depresión, puesto que hay una activación de los neurotransmisores como la serotonina, endorfinas, oxitocina o dopamina que producen placer, relajación y equilibrio en el cerebro. Pero en ellos, los deportistas, el ejercicio es, justamente, la actividad que puede desencadenarles la enfermedad mental.
La expresión “atleta de élite” alude a deportistas profesionales en un continuum de competencia, que comienza con el semi élite en programas juveniles altamente competitivos, deportes universitarios, ligas profesionales y llegan al grupo de deportistas de clase mundial, participantes frecuentes de Juegos Olímpicos, Mundiales y Juegos Panamericanos, del Pacífico, Europeos, Panafricanos y Asiáticos. Estar en esta categoría implica, como lo dice la psicóloga deportiva María Cabrera Bolufer, tener una exigencia mental muy elevada, lo cual los obliga a enfrentarse a la adversidad y a adaptarse a los cambiantes escenarios del alto rendimiento. También empiezan a lidiar con la presión de sus fans, patrocinadores, familiares, medios de comunicación y naciones que representan, así como con los comentarios de sus seguidores en las redes sociales.
Aunque estamos habituados a llamar depresión a las contingencias cotidianas de la vida, lo cierto es que los especialistas diferencian una tristeza profunda de una depresión. Según el psiquiatra Luis Rojas Marcos, coautor del libro Corazón y mente la tristeza normal tiene tres características: (1) “es una respuesta emocional apropiada y coherente ante una situación dolorosa o una pérdida completa”, como una ruptura amorosa o un despido inesperado del trabajo; (2) la intensidad de la tristeza normal es proporcional a la magnitud y duración del suceso que la provoca, es decir, “la persona percibe y valora la circunstancia que la aflige correctamente y no la distorsiona o exagera” y (3) ese sentimiento se aplaca o desaparece cuando el hecho que lo causó cesa o el individuo lo supera emocionalmente. No obstante, en algunas condiciones o en personas vulnerables estos duelos y sufrimientos internos pueden prolongarse y convertirse en un trastorno depresivo mayor.
La depresión, agrega el Dr. Rojas Marcos, supone una alteración mental con síntomas constantes y ostensibles durante un mínimo de 14 días consecutivos. Los síntomas habituales son sensaciones profundas de tristeza, amargura y desmoralización, con prevalencia de pensamientos irracionales de autodesprecio y de culpa, devaluación de la vida e ideas suicidas. Otros síntomas son:
- Lentitud de movimientos, pérdida de energía, disminución del apetito, dificultades para conciliar el sueño y pérdida de la libido sexual.
- Limita la habilidad para gratificarse de las ocupaciones y las actividades de ocio (anhedonia) y disfrutar de las relaciones con sus seres queridos.
- Socava la aptitud para adaptarse a los cambios y aumenta la tendencia de decir “no” a las oportunidades de diverso tipo, así sean bastante favorables.
En los deportistas de élite la depresión tiene otras manifestaciones, detectadas por Pablo del Río, psicólogo deportivo: problemas para dormir y descansar, cambian el carácter, se vuelven irascibles, les cuesta sonreír y presentan un deterioro en su apariencia física. Brais Méndez Portela, jugador de fútbol español, recuerda cómo en una ocasión se despertó vomitando a las 4 de la mañana en su casa, debido a los comentarios perturbadores de sus seguidores en redes sociales, a los silbidos desde las gradas de los estadios y a la presión por obtener buenos resultados en el equipo Celta de Vigo, del que fue centrocampista.
La Organización Mundial de la Salud estima que el 3,8% de la población, unos 280 millones de individuos, experimenta depresión. Los porcentajes en los atletas de élite son ambivalentes. De acuerdo con la investigación de Sebastian Harenberg y sus colegas, publicada en la International Review of Sport and Exercise Psychology, cuando los atletas responden cuestionarios en forma anónima para identificar la presencia de la depresión, es decir, cuando no están obligados a dar su nombre, nacionalidad y deporte, la prevalencia es alta (23%), pero cuando los cuestionarios solicitan información abierta sobre sus perfiles (nombre, deporte, nacionalidad) el porcentaje se reduce a la mitad (11,4%). Los investigadores concluyen que aún existe un estigma entre los deportistas de élite sobre la depresión, por lo que prefieren ocultar la enfermedad para no exponerse y exponerla públicamente, lo cual impide tratar este padecimiento en forma temprana.
Las causas de la esta enfermedad entre los competidores de alto rendimiento son diversas. Los perfeccionistas, asegura el psicólogo Pablo del Río, son más propensos a sufrirla porque experimentan más miedo y agobio, así como los que practican deportes individuales, puesto que la introspección es más recurrente que los que practican deportes colectivos, en los que las interacciones sociales entre compañeros y colegas palian las situaciones estresantes. Las mujeres deportistas tienen una tasa de depresión más elevada. El estar lejos de la familia, la incomprensión por el idioma y la cultura, y el plantearse objetivos demasiado ambiciosos para la preparación y el estado de forma actual, asimismo son detonantes de esta afección.
Otra variable relevante es la sociedad actual, caracterizada por ponerles etiquetas de superhéroes, por encumbrarlos y desecharlos cuando se equivocan o dejan de ganar Ese es el caso del fantástico ciclista italiano, Marco “El Pirata” Pantani, ganador en 1988 del Tour de Francia y del Giro de Italia. Cuando estaba en pleno esplendor la sociedad italiana lo llamaba el “pedalista del pueblo”, pero cuando fue descalificado en el Giro de Italia de 1999 por un presunto dopaje con EPO (eritropoyetina) los conductores que lo veían entrenando por las carreteras de su país le gritaban “dopado”. Pese a que siempre defendió su inocencia, su imagen ya desvalorizada se convirtió en un motivo para abusar de las drogas y los antidepresivos hasta causarle la muerte a los 34 años. Esta historia se encuentra en el documental La muerte accidental de un ciclista, dirigido por James Erskine y lanzado en el 2014 (verlo aquí).
El tratamiento
El psicólogo deportivo Pablo del Río afirma que cuando hay un entrenamiento mental en paralelo con el entrenamiento físico en cualquier disciplina deportiva, la tasa de depresión es muy baja en los atletas de élite. Esta es una estrategia que debe ejecutarse desde las categorías infantiles y juveniles, cuando comienza la competencia por las medallas y los podios. El entrenador, añade del Río, es una persona clave porque, con una alfabetización básica en salud mental, puede prestar los “primeros auxilios” a su pupilo para luego remitirlo a un especialista.
Según Paul Gorczynski, coautor del libro Health Care for Elite Athletes, cuando la depresión aparece, ésta se puede tratar con psicoterapia y medicación. La psicoterapia individual, de pareja/familia y grupal. El enfoque más utilizado es la cognitivo-conductual porque tiene la capacidad de explorar las conexiones entre pensamientos, emociones y comportamientos, y está diseñada para ayudar a las personas a identificar y cambiar sus pensamientos, creencias, actitudes y comportamientos para mejorar la regulación emocional. Por ejemplo, para que el deportista sea consciente de que las metas deben ser realistas; enseñarle a convivir con la ansiedad y el estrés normal de la competencia; y prepararlo para el logro y el no logro de los objetivos.
La medicación psiquiátrica debe suministrarse a sabiendas de sus efectos secundarios, de cualquier deterioro del rendimiento físico (disminución de la intensidad del ejercicio y subidas del peso corporal) y de la seguridad del deportista (adormilamientos). Los más empleados incluyen inhibidores de la recaptación de norepinefrina-dopamina (NDRI), inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) e inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (IRSN). También debe cuidarse de que los medicamentos no estén incluidos en la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje.
Si al finalizar la lectura de este articulo te has preguntado por la salud de Danny García, las últimas noticias que tiene Agon&Areté es que este púgil -que tiene un récord de 37 ganadas, 3 perdidas y 21 nocauts- se encuentra muy recuperado. Inclusive, empieza a incursionar como promotor de boxeo y podría pelear en las 154 libras (superwélter) contra el inglés Connor Benn (23-0-14 KOs). El combate se disputaría en el Reino Unido en el 2024.
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